El hecho de que te entristezca marcharte no siempre es una razón para quedarte. En ocasiones, ir en una nueva dirección, aun cuando no sea lo que tenías planeado en principio, puede resultar lo mejor.
Así soy yo, de esas que pasan de la felicidad extrema a la máxima tristeza en un minuto. De las que se lo aguantan todo, de las que nunca lloran delante de todo el mundo, de las que odian dar pena o parecer débiles. Así soy, de ese tipo de personas que lloran en el baño o encerradas en su cuarto y salen de él como si nada hubiera sucedido, con la cabeza alta, y la sonrisa en la cara.
Andrew Jones
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