E inesperadamente me atrae hacia él. Y me da un beso que me envuelve, que casi me rapta, que me aspira, me succiona... Bueno, no sé cómo explicarme... Todavía no tengo tanta práctica. Pero, en fin, que se apodera de mí y me deja sin aliento, sin fuerzas y sin pensamientos. Y os juro que la cabeza comienza a darme vueltas, y entonces abro los ojos y veo las estrellas. Y por un instante veo pasar una luz por encima y me gustaría decir ahí está, mi estrella fugaz, y querría expresar mil deseos, pese que al final solo tengo uno: él. Ha llegado el momento y no tengo necesidad de pedir nada. Mi deseo ya se ha cumplido. Soy feliz. Feliz. ¡Soy feliz! Y me encanta poder gritárselo a todo el mundo. Pero en cambio, permanezco en silencio y sigo besándolo. Y me pierdo en ese beso... Pero ¿es esto el amor? ¡Y sabemos a sal, a mar, a amor! Bah, sí, quizá sea eso. Los nuestros son besos dulces, primero lentos y después repentinamente veloces que se mezclan con el viento de la noche, con el ruido de las olas y el sabor a mar. Y yo respiro profundamente. Y casi lo susurro entre dientes.
-Nunca lo comprendiste y nunca lo comprenderás. Porque es una sensación indescriptible, tan pura, tan increíble...Como si todo el aire del mundo fuera insuficiente y las ganas de gritar te quitaran la fuerza de tu voz. Porque a través de la transparencia de sus ojos comprendes que todo va a ser perfecto. Porque finalmente comprendes, que él es tu mitad.
HAZ DE ESTE SUEÑO, EL MEJOR QUE HAYA CONOCIDO
Andrew Jones
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