No es fácil confiar en alguien después de que te hayan roto el corazón. Los sentimientos se crean una coraza que consigue que nadie sepa lo que se traen entre manos y poco a poco te van comiendo por dentro e invadiendo tu cuerpo hasta llegar al punto en el que solo eres una batalla de secretos luchando por salir, por ser gritados a toda voz y poder ser entendidos por la única persona en el mundo que puede hacerlo. Todo esto te obliga a proponerte unos “requisitos” que impedirán que tus secretos más íntimos vuelen a los cuatro vientos sin dirección ni sentido. Piensas que esa persona tiene que hacerte sentir única, que desapareciera el mundo cuando estáis juntos… esa persona tiene que hacerte sentir especial cada día, cada hora, cada minuto. Porque en realidad no necesitamos ranas que al besarlas se conviertan en príncipes, necesitamos ranas que al besarlas nos hagan sentir princesas. Volver a sentir la ilusión, la seguridad, el cariño… Porque a veces un solo segundo es suficiente para darte cuenta que la persona que llevas años buscando la tienes delante y quizás en otro segundo te haga perderla para siempre por culpa de esa maldita coraza que no te deja vivir.
Nunca dejes que el miedo viva tu vida, ni pienses como vivir pudiendo vivir como piensas.
Andrew Jones
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